lunes, 17 de febrero de 2014

Una despedida

Él, la invito a beber unas copas, ella acepto. Hace tiempo que no se veían.
Ella, se tenía como la primera vez. Nerviosa. Entusiasmada. Decidida a declararle su amor. Una vez más.
La cita se dio lugar en la casona de Él.
Él, esperaba la llegada de su amada. Nervioso. Pero lo sabía camuflar.
Se dirigieron juntos. Temerosos. Pero decididos.
La sentó en el sofá. Tomó de sus manos. La miro fijo a los ojos…suspiro y dijo; me gustas.
Ella, sonrió. En su mirada tenía un brillo especial.
Fue su primer beso. Se detuvo el tiempo. Todo quedó inmóvil. Sólo sus labios cobraron vida.
Fue un instante que duró toda sus vida.
 Así como ella lo había soñado. Su sueño  hecho realidad. 
Fue un mismo sentimiento compartido. Escucharon su melodía favorita. Platicaron de varios temas.
Se abrazaron. Se besaron. Se miraron por varios minutos. El silencio los aturdió.
Se sumergieron en el mar de pasión y deseo por descubrirse.  
Él, la hizo sentir mujer como nunca nadie otro. Su lengua recorría su abdomen.
Recorría su pelvis. Fue bajando lentamente a su clítoris. Dando pequeños besos.
Lo hacía de una manera especial que ella sólo podía gozar.
La hizo llegar a lo más alto del clímax. Un calor se esparcía por todo su cuerpo.
Sus gemidos se hicieron escuchar. Sus gritos salieron a la luz.
Él, la penetro sutilmente. Ella disfruto cada intenso movimiento. Cada beso. Cada lamida.
Su mano acarició cada milímetro de su cuerpo. Los dos colapsaron en un sinfín de éxtasis.
Calmaron sus corazones. Callaron sus ganas. Silenciaron sus deseos pervertidos.
Ella, pregunta: “Es esto una despedida”?  Así lo siento.  Él, responde: “No. No es una despedida. No me gustan las despedidas.”
Sin embargo, pasaron los días, las semanas, los meses. No se volvieron a ver.
Él, se marcho en busca de su felicidad. Ella, quedo esperándolo.
Implícitamente lo sucedido aquella vez, fue su despedida.
Ningunos de los dos lo quiso aceptar.  

sábado, 25 de enero de 2014

Estoy aquí, Vida.


Necesitaba tocar fondo.
Dar un brinco a la superficie.
Notar que todo es tranquilo, las aguas bailan.
Zigzaguean, no hay viento, la calma persiste.
La sal baña mis ojos y mueren en mis labios.
Hay verdades que he callado y otras mentiras que afirme.
No hay profundidad tan profunda, ni sentimiento tan sentido.
No hay palabra nunca dicha, no hay duda sin explicaciones.
Toda interrogante acompañada de su respuesta. Bien o mal.
Respirar hondo y seguir flotando. Dejar que las mareas te guíen.
Orilla, o mar adentro. Es el camino a recorrer.
No busqué esa opción pero tampoco me quejo.  A veces, si.
No soñé esta pesadilla pero tampoco se hizo realidad el sueño de princesas.
Acepte las condiciones, reproches. Lo acepto todo.
Aquí sigo… en la nada, nada que es mi todo. Mi lugar del momento, y en él sobrevivo.
Bien o mal, verdades  y mentiras; si o no. Sigo. Sigo.
Qué será de mi vida sin mí? 
Sin mis errores, sin mis virtudes, sin mis hallazgos, sin mis vulgaridad.
Sin mis depresiones, sin mis emociones, sin mis cuestionamientos?
Qué será? Será esto? Nada? Peor es nada.
Por momentos la veo correr, correr tan deprisa. Es casi imposible
distinguir si es ella, a penas voy por el kilómetro 22. No avanzo nunca.
Ella si. No sé en qué momento se escapa de mí. Voy tras ella.
Esquivando sus obstáculos, conociendo, llorando, riendo, despidiéndome, dando la bienvenida.
Abriendo y cerrando la puerta. Dejando entrar y salir. A veces, refugiando o otras no tanto.
Con todas mis falencias y aciertos, ésta soy yo. Bien o mal, amiga o enemiga, amante o solitaria, cordial o cobarde, ambivalente… me gusta ser quien soy.
Estando firme. Qué más pedir?
Les tengo a ustedes, que son mis pilares y mi derrumbe.
Mis sueños. Mis aspiraciones. Mis metas. Mis objetivos. 
No hay guerra perdida ni triunfo ganado sino, experiencias vividas y aprendidas.
He aprendido más de mis fracasos que de mis glorias. He reído más de mis derrotas que mis victorias.
De lo malo se gana, de lo malo se conquista.
Conquiste lo profundo hasta lo más alto, es donde me quiero quedar por un buen tiempo.
No habrá vientos ni tormentas que me hagan descender.
Desde aquí los saludo, y los espero.
Desde mi felicidad infinita.
Estoy aquí, pertenezco a esto.
Es mi lugar de encuentro, mi pertenencia.
Hoy más que ayer estoy enamorada. Siempre lo estuve, pero no así.
Inmensamente enamorada… de la VIDA.